
Hay veces en las cuales me meto la mano adentro del pecho y saco lo que hay dentro de el.
Y quizás, limpiándome las manos por ahí, me quede limpia el alma.
Momentos en que todo estalla. Pero así son las cosas.
Me doy cuenta que en la carne duelen los recuerdos, duelen los que ya no están caminando por acá. Como los extraño...
Quisiera que el día a veces tenga mas de venticuatro horas, y al llegar mi noche, poder descansar sobre mi almohada.